tuve una flor
y en mis manos se secó
su tristeza de flor
perfumó mis dedos, mi piel
pasé días
acariciando su extraña simpleza
y luego su lento atardecer
a mi lado
era una flor
sin espinas, sin orgullo
su destino de flor
estaba escrito
su destino, como el de toda flor
era el que es
amé una flor, una vez
no me importaron sus pétalos desvaídos
ni su elegancia en ruinas
por una vez, no me importó
no pregunté nada, su pasado
era otro crimen más
a mi que el olvido me perseguía
como una bruma constante
me pareció sólo una triste flor
ni hermosa ni definitiva, pero la amé
yo, que apuñalaba amaneceres
y pisoteaba jardines
la tomé y la sostuve
mientras tuve fuerzas, mientras así lo quiso
tal vez me esperara, tal vez
nunca lo supe
sólo sé que la amé, una vez
y ella lo supo, en silencio
se secó en mis manos, y la amé
al menos eso puedo decir.
.
2 comentarios:
sólo sé que la amé, una vez y ella lo supo: este verso justifica la vida.
será tal vez una de las pocas certezas necesarias?
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