.
arrecio contra nieblas
esparcidas como hormigas
no nombro a nadie
nadie me nombra
mis momentos se confunden
en la falta de sentido
en que siento lo efímero
de los días de los años
en que he caminado,
no recuerdo detalles
eso me entristece
siempre deseo volver atrás
sentir la vida como pasada
por un filtro de anhelos realizados
la tranquilidad de un deseo
recién cumplido
esos segundos irrepetibles
donde todo es posible
esa vertiginosa alegría
en la rutina desgastada,
me gusta ver llover
ver la gente de negro
sus paraguas de colores
caminando hacia algún lugar
con sus secretos pensamientos
mojándoles las botamangas
las bocas humeantes
como un incendio recién apagado
cuyas cenizas pierde el viento
¿pero dónde va esta lluvia?
¿qué funeral de sueños
nos espera al despertar?
.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
Me ha gustado mucho tu poema, aunque podríamos hablar más detenidamente en otro momento sobre ciertas cuestiones que me han asaltado al leerlo.
Te dejo uno propio, espero que te guste.
La electricidad te hace llorar lágrimas
eléctricas.
La luna no puede perdonarte
brilla en el sueño
como una herida abierta
la luna
la luna del sueño
se
vierte
vierte sobre tu cuello
tu cuello largo
tu cuello
largo como expirar
sepultado de alquitrán
hasta la mejilla del cielo.
Y en la mirada
en tierra
los ojos
los ojos rotos
los ojos rotos de occidente iluminan
la superficie nocturna
de ese ajado cuero limón,
piel pusilánime por que derrama
como la promesa de una fuente
que no puede cesar lamentándose
litros rojos de fiebre espesa,
cascada enorme de litros
encarnados, litros escarlata
en precipitación
sin cesar
litros rojos fluyentes como un manantial
de catástrofe,
empapando a su paso bermejo el manto de paño
que la vieja depositó entonces,
sobre la llanura yerma de las eras, aquel
cedazo oleoso añil, de brillantes luces cobre.
Y en la batalla
dos legiones de hombres libres
no cesan en combate
a bayoneta
sobre las dunas moradas
de tu boca
alborotando olas
de polvo almizclado,
palabras largas sin vocales
atraviesan los tímpanos,
esporas con garfios de porcelana
recogen a los vencidos,
tu espíritu huele a estiercol.
Y en la colina
sopla poniente
espigas doradas contra tu pecho,
sobre el paisaje vitral
marrón-violáceo
de un mar de carne fría,
mar retorcido y salvaje
por alcanzar el horizonte,
mientras lejana
en el rumor ocre de la marea plástica
crece una pieza musical,
venciendo la línea vertical de espuma
elástica
entre las ramas de la voz femenina,
un coro de voces tenores reclama,
-¡Sumérgete, vida mía...!
gracias Caín, gracias por tu poema, un placer leerte y que hayas pasado. Cuando gustes charlamos.
un abrazo
Belo poema, Nippur!
Obrigado pela visita no meu blog e pelo comentário.
Esteja à vontade para visitá-lo!
Abraço!
Obrigado Roque! prazer em conhecê-lo,
eu seguirei lendo seu blog.
abraçoes
Publicar un comentario